Con los lineamientos publicados el pasado lunes 11 de octubre, el gobierno prohíbe solicitar pruebas negativas de COVID-19 como requisito para trabajar; además, recomienda solo usar cubrebocas en espacios que no permitan mantener una sana distancia. Las nuevas recomendaciones para el uso de cubrebocas son tanto para espacios abiertos como cerrados.

El uso de cubrebocas y distanciamiento social son las principales medidas no farmacéuticas que se han utilizado para combatir la pandemia de COVID-19. Ambas son efectivas en la reducción de contagios y podemos cuantificar sus efectos como lo hicieron Christopher Dainton y Alexander Hay en un estudio realizado en Toronto[1] en donde estimaron que el uso de cubrebocas disminuye la reproductividad del virus en 34.06% mientras que el distanciamiento social lo reduce en 23.03%. Combinando ambas medidas se consigue un efecto total de -53.30%.

Utilizando los datos de exceso de mortalidad y las tasas de mortalidad real, se aproximaron los casos reales de Covid-19, los cuales son cerca de 20 veces mayores a los reportados. Proyectando los escenarios de reproductividad con y sin medidas no farmacéuticas podríamos esperar una ola a finales de año menor a la 4ta ola, pero mayor a la 5ta si es que cuando empieza la ola no se reactivan las prácticas de uso de cubrebocas y sana distancia.

 Por otro lado, con el uso de cubrebocas, la ola sería de menos de la mitad del tamaño de la observada de mayo a agosto de este año. Finalmente, si se lograra cumplir con un buen distanciamiento social y uso de cubrebocas obligatorio, el nivel de inmunidad (por vacunación y contagio) sería suficiente para tener una ola prácticamente imperceptible comparada a las anteriores.

Aunque el cubrebocas en México no es obligatorio, continúa siendo una recomendación de la Secretaría de Salud, por lo que la 6ta ola se podría comportar dentro de los 3 escenarios planteados. Como hemos visto en notas anteriores, la mortalidad por Covid-19 se ha reducido de manera considerable y al menos de que esto cambie, el incremento en casos no implicaría aumentos en la misma magnitud en hospitalizaciones y defunciones, por lo que las medidas no farmacéuticas estarían manteniéndose como recomendaciones.