Ante las presiones inflacionarias y el difícil panorama económico global, la confianza del consumidor y del productor disminuyeron en septiembre de este año 5.8% y 12.5%, respectivamente, comparado con el mismo mes de 2021.

El aumento generalizado y sostenido de los precios (inflación) tiene repercusiones negativas en los consumidores, ya que disminuye su poder de compra. Desde marzo de 2021, se ha observado una inflación por encima de la meta del cuatro por ciento que establece el Banco de México (Banxico) y ha seguido en aumento hasta llegar a 8.70% en septiembre de 2022 (la más alta desde diciembre del año 2000). Como respuesta al aumento en la inflación, Banxico ha mantenido una política monetaria de alzas en la tasa de interés, para de esta forma desincentivar el consumo y con ello disminuir los precios.

Durante la pandemia de COVID-19 la confianza del consumidor cayó hasta un 29.7% en mayo de 2020, respecto al mismo mes del año anterior; posteriormente, entró en una senda de recuperación alcanzando a mediados de 2021 el nivel que se tenía en 2019, sin embargo, a partir de diciembre de 2021 la confianza del consumidor comenzó a disminuir, presionada por la inflación y el aumento en la tasa de interés, de manera que en septiembre de 2022 el índice disminuyó 5.8%, respecto al mismo mes de 2021.

Asimismo, las ventas de vehículos ligeros también se ven afectadas por la elevada inflación, ya que reduce el ingreso disponible de los hogares que pueden destinar a la compra de automóviles, y por otro lado, el aumento en la tasa de interés desincentiva las compras a créditos, por lo que el ritmo de ventas ha disminuido. En septiembre de 2022, las ventas cayeron 5.8%, respecto a agosto del mismo año.

Por otro lado, las empresas también son susceptibles al aumento en la tasa de interés, ya que eleva su costo de financiamiento y desincentiva el uso de líneas de crédito. Desde abril de 2022 la confianza del productor había venido disminuyendo y en septiembre de 2022 cayó 12.5%, respecto al mismo mes de 2021. Por otro lado, las ventas de vehículos también comenzaron a disminuir desde abril de este año y, a pesar de la recuperación que tuvieron tras la pandemia por COVID-19 y una caída del 98.8% en abril del 2020, respecto al mismo mes de 2019, la producción de vehículos ligeros muestra signos de desaceleración, por lo que en septiembre de este año disminuyó 13.7%, respecto a agosto del mismo año. Asimismo, los problemas de suministro de materias primas causados por la guerra entre Rusia y Ucrania han puesto presiones adicionales en la producción, lo que dificulta aún más el panorama del sector empresarial.