Las presiones salariales y los factores externos son los principales riesgos inflacionarios.

Derivado de la pandemia por COVID-19, se desaceleró la producción mundial y las economías avanzadas impulsaron estímulos económicos para mitigar los efectos de la emergencia sanitaria, lo que originó una demanda global superior a la oferta; asimismo, la oferta se vio afectada por disrupciones en las cadenas de suministros a causa del conflicto armado entre Rusia y Ucrania, lo que derivó en un encarecimiento de materias primas y aumentos en precios, dando lugar a elevados niveles inflacionarios en el mundo.

En México la inflación de octubre fue del 8.4%, lo que si bien representa una disminución de 0.3 puntos porcentuales (p.p.) respecto a septiembre, aún se encuentra por arriba de la meta que plantea el Banco de México de entre 2% y 4%.

 Actualmente, uno de los principales riesgos inflacionarios es la tendencia inflacionaria, ya que se ha observado un aumento de precios en la economía mexicano debido a que se esperan mayores precios (la inflación genera más inflación).

Del lado de la demanda, los principales riesgos provienen de la cuenta corriente, la cual registra los movimientos de compra y venta de bienes y servicios, rentas y transferencias entre México y el resto del mundo. Asimismo, el exceso de demanda mundial también tiene una incidencia importante en la inflación ya que, al no poder satisfacer la cantidad demandada, los productores tienden a aumentar los precios.  Del lado de la oferta, los principales riesgos se encuentran en el mercado laboral, ya que los aumentos salariales incrementan los costos de las empresas, obligándolas a elevar los precios y, por otro lado, la elevada inflación global que ha afectado la cadena de suministros y la producción mundial.

La tendencia inflacionaria y la inflación mundial se han mantenido como las principales causas de inflación en el país. Asimismo, las presiones salariales y los factores climatológicos han cobrado mayor relevancia, mientras que los problemas logísticos han dejado de ser de los principales factores inflacionarios, lo cual posiblemente se deba al levantamiento de medidas restrictivas impuestas durante la pandemia. Adicionalmente, el tipo de cambio se ha mantenido como un factor de bajo riesgo.

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