La confianza del consumidor ha disminuido 6% con respecto a noviembre de 2021, a partir de que la inflación anual superó el 7% y la tasa de interés llegó a 5%.
La confianza del consumidor, la inflación y las tasas de interés están altamente relacionados, ya que mayor confianza genera mayor consumo y esto puede generar un alza en el nivel de precios. Adicionalmente, una inflación alta afecta el poder adquisitivo de las familias y, por lo tanto, su confianza, dado que disminuyen sus posibilidades de consumo. Por otro lado, las tasas de interés también inciden sobre la confianza en el consumo debido a que el costo de los créditos sube y en consecuencia las posibilidades de endeudamiento para el consumo a partir del crédito disminuyen.
Durante 2017, se observó un aumento de la confianza del consumidor, la inflación y las tasas. En dicho periodo, la confianza incidió sobre la inflación y la inflación incidió sobre las tasas. Además, a partir de julio de 2020 la confianza del consumidor inició una recuperación consistente después de la contracción derivada de la pandemia. Dicha recuperación aumentó el consumo en un contexto de baja oferta por problemas en las cadenas de suministro nacionales y mundiales a causa de la pandemia, por lo que un crecimiento en la demanda sin suficiente oferta generó un aumento consistente en los precios y, por lo tanto, en las tasas de interés. Por otro lado, a partir de noviembre de 2021, momento en el que se alcanzó una inflación anual por arriba del 7% y una tasa de interés de 5%, se invirtió la tendencia de la confianza de los consumidores por la caída del poder adquisitivo de los hogares y por el aumento de las tasas de crédito para el consumo, entre otros factores.
El indicador de confianza del consumidor, se construye con base en 5 indicadores, entre ellos está la perspectiva de la situación económica del hogar con respecto al año pasado, la perspectiva de la situación económica del hogar para el próximo año y la posibilidad del hogar de comprar bienes duraderos (muebles, televisor y lavadora, entre otros).
En cuanto a la situación actual de los hogares con respecto al año anterior, se ha observado una reducción a partir del alza anual en precios por arriba del 7% en noviembre de 2021, debido a que el poder adquisitivo de las familias ha disminuido significativamente con respecto al año previo, entre otros factores.
Por otro lado, la perspectiva de los hogares con respecto a la situación económica futura mostró un deterioro de 5% con respecto a noviembre del año pasado, lo anterior es explicado por la caída sostenida en el poder adquisitivo, la desaceleración económica debido al aumento de tasas y la pérdida de empleo a falta de inversión, entre otras razones.
Finalmente, es importante señalar lo que ha sucedido en cuanto a la perspectiva de las familias sobre la posibilidad de consumir bienes duraderos, ya que estos no son de primera necesidad y representan en parte las intenciones de consumo de los hogares. Dicho indicador ha tenido un crecimiento consistente a partir de junio de 2020, después de la caída que se observó derivada de la pandemia, no obstante, a partir de que la inflación fue superior al rango objetivo de Banxico e inició el proceso de subida de tasas, se mostró una desaceleración del indicador. Cabe señalar que cuando Banxico sube las tasas busca controlar la inflación a partir del efecto que tiene la subida sobre la demanda, sin embargo, a pesar de que la tasa objetiva se ha prácticamente duplicado durante los últimos meses, el indicador sobre la posibilidad actual de consumir bienes duradero no ha cambiado su tendencia creciente por lo que el aumento de tasas ha sido insuficiente para disminuir las expectativas de consumo de los hogares mexicanos y controlar la inflación.