El 2022 fue el primer año en la última década en el que se observó una inflación mexicana inferior a la estadounidense y, al mes de junio, la brecha prevalece. Tal efecto se atribuye a la anticipada política monetaria por parte del Banco de México.
A principios de 2022, tanto la inflación general (precio de todos los bienes y servicios) como la inflación subyacente (excluyendo agropecuarios y energéticos) estaban significativamente por encima del objetivo de la mayoría de las economías avanzadas y varios mercados emergentes. El futuro de la inflación ha dependido tanto de la distribución de los choques en la economía como de las reacciones de los bancos centrales y las secretarías de finanzas.
Por qué la inflación es alta y si persistirá es un tema de debate activo. Actualmente hay cinco impulsores clave del aumento de la inflación con importantes implicaciones: cuellos de botella en las cadenas de suministro generados por las restricciones de movilidad de la pandemia y la posterior demanda general en la recuperación económica; el aumento drástico en el gasto en bienes y el aumento moderado en el gasto en servicios; el alza en la demanda derivada de los estímulos agregados y la recuperación postpandemia; el incremento en el salario mínimo establecido; y, por último, los choques de suministro de energía y alimentos ocasionados por las sanciones económicas asignadas a Rusia por su invasión a Ucrania.
En suma, y como se observa a continuación, la inflación general en México está compuesta principalmente por una mayor demanda hacia las mercancías y disrupciones globales que han incrementado el precio de los energéticos y de los alimentos.
De acuerdo con los últimos datos reportados por el Inegi, de junio 2021 a junio 2022, la inflación fue de 8.0%, 0.3 puntos porcentuales mayor a la observada en mayo. Para los componentes subyacentes (mercancías y servicios), el incremento en los precios de las mercancías al mes de junio fue de 9.9%, mientras que para los servicios fue de 4.8%. Por su parte, entre los componentes no subyacentes (agropecuarios y energéticos), destaca una inflación de 15.0% para los agropecuarios, en contraste con la inflación de 5.2% para los energéticos.
Como se mencionó, la mayoría de los impulsores del aumento de la inflación son consecuencias de la pandemia de la COVID-19 y los conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania, es decir, las principales motivaciones son de carácter internacional y se esperaría que en el resto de los países también se encuentren enfrentando el reto de la inflación.
Si comparamos la inflación de México con la de Estados Unidos, es posible observar que, durante la última década, la inflación en México ha sido mayor a la inflación en Estados Unidos. Sin embargo, como se observa en la gráfica, a partir de 2022 este comportamiento se revirtió. Estados Unidos pasó a tener una mayor inflación que la de México.
Frente a la pandemia, Estados Unidos introdujo un estímulo fiscal de 1.9 billones de dólares y amplias facilidades para acceder a los seguros de desempleo, lo cual generó interrupciones en el mercado laboral e incrementos en la demanda general, variables que incrementan la inflación general de un país.
No obstante, la decisión que ha incidido en la superioridad de la inflación estadounidense sobre la mexicana es la de política monetaria. La tasa de interés es una de las herramientas más efectivas que utilizan los bancos centrales para combatir la inflación. Sin embargo, no es una herramienta fácil de usar, ya que disminuye el consumo y la inversión, desacelerando el crecimiento económico del país.
Durante la pandemia, la política monetaria en tendencia fue la de bajar las tasas de interés para incentivar a que la población gastara su dinero en una economía en la que predominaba una situación de crisis para los negocios. Ahora, frente a una recuperación económica con alta demanda y disrupciones en la oferta, se requiere que las personas dejen de gastar su dinero.
En México, el primer incremento en la tasa de interés ocurrió en junio de 2021, este fue de 25 puntos base, pasó de 4.00 a 4.25 y, hasta la actualidad, no ha dejado de incrementar. Incluso, los expertos del sector privado esperan que al final del año la tasa de interés alcance la cifra de 9.50. En comparación, Estados Unidos incrementó su tasa de interés hasta el mes de marzo de 2022, en apenas 25 puntos base, 10 meses más tarde que el banco central mexicano.